miércoles, 22 de abril de 2009

LOS ALUNICEROS, INDIGNADOS CON LAS OBRAS DE SERRANO

(Vacapress) Están que se suben por las paredes. A los sujetos que solían ganarse la vida estampando coches contras los escaparates de las tiendas de la “Milla de Oro”, la última iniciaitiva del alcalde, señor Ruiz Gallardón, les ha dejado sin medios de subsistencia, y con el espectro de la indigencia muy cercano. “Es que han llenado la calle de grúas, vallas y zanjas, y así no hay quien trabaje”, protesta Zelko Fastandfurious, uno de los más veteranos “aluniceros”. “Nuestros peristas nos están abandonando y las televisiones ya no nos hacen ni caso. En otras épocas nos habríamos comprado tuneladoras y convertido en “butroneros”, pero, con la crisis financiera, los bancos no nos dan un céntimo de crédito”.

Preguntado acerca de esas reclamaciones, Cementino del Cascote, concejal de Obras Molestas y Ruidos Ambientales, se ha limitado a encogerse de hombros y a declarar que la problemática de esa gente no es asunto suyo, sino de su colega de Cacos y Caquitas, Eleuterio Rompeplatos. Quien no está localizable, al pasarse el día jugando al golf en los campos de prácticas de doña Espe.

Aunque la amenaza de una huelga salvaje del sector planea sobre Madrid, los políticos no parecen darse cuenta de la gravedad del asunto, y tan sólo esta humilde agencia de noticias se ha propuesto informarles del tema.

Esperamos que lo tengan en cuenta.

3 comentarios:

noveldaytantos dijo...

Y la cosa es más seria de lo que parece. Si los aluniceros no actúan, no se venden coches. La patronal automovilística necesita desesperadamente revientacoches como sea.

Chafardero dijo...

Fuentes de toda solvencia comunican que en caso de huelga se respetarían los servicios mínimos

viejecita dijo...

¡Ya solo nos faltaría eso!,

Que encima de dejar el barrio intransitable, que las tiendas no vendan nada, que no vaya a haber aparcamientos públicos baratos, y que corten nuestros árboles, Solo faltaba que diesen una subvención a los pobrecitos aluniceros para que pudieran esperar al final de las obras con tranquilidad, y sin necesidad de reciclarse, ni de cursos del INEM, ni nada.