Si hartos nos tenían los del PSOE con sus “jóvenas” y “miembras”, lo del PP
amenaza por batir todas las marcas del papanatismo. No contentos con los
molinetes que hicieron con la palabra “rescate”, ahora, con motivo del caso Bárcenas,
están estirando el diccionario hasta límites verdaderamente insoportables.
En una circular emitida ayer por la Secretaria General
del partido –cuyo nombre omitiré, por estar escrito en la lengua de Mordor-, se
insta a los socios y simpatizantes a cambiar una serie de términos que, ahora
mismo, no gozan del beneplácito de Génova 13. Así, por ejemplo, en lugar de “sobre”
deberá decirse “receptáculo para almacenar temporalmente cartas”, “chorizo”
pasará a ser “embutido de deliciosas propiedades culinarias”, y “corrupción”
será “ligera extralimitación en el ejercicio del poder”.
Si, ya de por sí, el tener que ordenar a sus hijos que no jugaran al
rescate, sino al “apoyo financiero en condiciones muy favorables”, provocó
dolores de cabeza entre los votantes del PP, las dificultades a las que ahora
se enfrentan para pedir una sencilla ración en un bar, el no poder llamar a
series como “Miami vice” por su traducción al español y, sobre todo, el tener
que llamar a los hijos de sus hermanos “receptaculinos”, amenaza con provocar tormentas
en la formación conservadora. Que, entre nosotros, quizá dejen al huracán “Sandy”
como un calabobos de verano.