Tras la prohibición de las corridas de toros, las instituciones catalanas prosiguen su cruzada en pro de los animales domésticos. En breves fechas se iniciará la tramitación de una medida que, de aprobarse, supondrá una auténtica revolución en las ceremonias de la región: los invitados a bodas no podrán arrojar arroz a los novios.
Pere Milgado, portavoz de la coordinadora ecologista del Baix Llobregat, explica la necesidad de la medida: “El vandalismo de los asistentes es tal, que los pobres marido y mujer quedan hechos unos zorros. Tras estas agresiones, tienen que dejarse un dineral en la tintorería, y ha habido casos en los que se les ha metido un grano de arroz en el ojo”. El susodicho portavoz ha declinado comentar desde cuándo los contrayentes en una boda entran en el capítulo de animales domésticos, o de compañía.
Cómo no, la polémica está servida. La Alianza Carpetovetónica Antifaz Warrior ha emitido un durísimo comunicado, en el que califican la iniciativa como ataque frontal a las tradiciones, no solo españolas, sino también de todos los territorios que alguna vez fueron de nuestro Imperio. “La giliprogresía nacionalista y Sin Dios ataca de nuevo”, explica con su retumbante voz José Antonio Polloenflag, su presidente e invicto caudillo. “No se había visto nada igual en España desde la batalla del Guadalete. Quieren romper España y vender los pedacitos en las tiendas de todo a un euro”.
Mientras la polémica arrecia, los invitados a las próximas bodas en Cataluña se están entrenando para tirar butifarras, que seguro que no se atreven a prohibir.
1 comentario:
Y otro problema es que había de aquel que lanzaba el arroz con la paella y todo. Y, claro, eso no puede ser.
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