(Vacapress) La paz social que se vive en los océanos desde que se prohibió su caza está a punto de saltar por los aires. Aunque no han sido confirmados oficialmente, en las lonjas del Cantábrico circulan rumores de ataques de cetáceos a buques sardineros. Los ballenatos ya no deleitan con sus cabriolas a los turistas, si alguna persona se acerca a ellos se sumergen en las profundidades y de ahí no salen hasta que el intruso se ha ido. El motivo de estos aires levantiscos, al parecer, es la subida desmesurada del precio del plancton en los últimos meses.
“No es para menos”, explica a la redacción el capitán Neptunillo Trafalgar, conocido marinero de las costas de Asturias. “Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, los especuladores se han puesto a invertir salvajemente en microorganismos marinos, que es precisamente de lo que se alimentan las ballenas”. De ahí que los sueldos de estos cetáceos ya no sirvan ni para llenar la mitad de la cesta de la compra, y que estos se estén quedando en las raspas.
Aunque el Gobierno, por boca de su portavoz Angelito Bontalant, no cree que el enfado ballenil pueda llegar a mayores, esta redacción no se fía un pelo, y seguirá pendiente de los mares para informarles de todo cuando acontezca.
“No es para menos”, explica a la redacción el capitán Neptunillo Trafalgar, conocido marinero de las costas de Asturias. “Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, los especuladores se han puesto a invertir salvajemente en microorganismos marinos, que es precisamente de lo que se alimentan las ballenas”. De ahí que los sueldos de estos cetáceos ya no sirvan ni para llenar la mitad de la cesta de la compra, y que estos se estén quedando en las raspas.
Aunque el Gobierno, por boca de su portavoz Angelito Bontalant, no cree que el enfado ballenil pueda llegar a mayores, esta redacción no se fía un pelo, y seguirá pendiente de los mares para informarles de todo cuando acontezca.
1 comentario:
Luego nos quejamos de la caza de las ballenas, pero ellas no dejan de provocarnos.
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