En lo que justifican como un intento de impulsar la depauperada situación económica de las peluquerías, el Gobierno está preparando una medida cuanto menos curiosa: si, una vez aprobada, una persona física o jurídica presenta a Hacienda una factura en que se acredita que se ha sometido a un tratamiento para igualar sus cejas con las del presidente del Gobierno, podrá desgravar hasta un cincuenta por cierto de esa factura.
Como era de esperar, la idea ha crispado, todavía más de lo que ya estaban, a los políticos de la oposición. “Cuando pretendimos hacer lo mismo con los bigotes de Aznar, hay que ver cómo se pusieron”, clama Viriato Cierraspaña, pregonero adjunto de Coalición Carpetovetónica (CC). “Una muestra más de que este Gobierno no solo transita en el carril derecho de la política, sino que se ha salido al pit-lane”, masculla entre dientes Basilio Gulag, Fallero Mayor de Izquierda Hundida (IH).
La respuesta del Partido Surrealista Ornitorrinquero Español tiene bemoles. “A ver si pensaban que íbamos a subvencionar el que se dejaran las cejas como Induráin”, dice, con todo el morro del mundo, Rupert Scissorhandes, el recién nombrado ministro de Postizos y Cortes de Pelo.
Ya veremos en qué queda la cosa, pero, en cualquier caso, las risas están aseguradas.